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jueves, 26 de mayo de 2016

LAS CLAVES DEL CONTROVERTIDO INFORME QUE APUESTA POR NO ELIMINAR LA GRASA Y EL COLESTEROL DE LA DIETA



Ha sido una semana de grandes debates entre los profesionales dedicados al asesoramiento dietético en Reino Unido tras la publicación del informe " Eat Fat, Cut The Carbs and Avoid Snacking To Reverse Obesity and Type 2 Diabetes" del NOF (Foro Nacional de la Obesidad), una organización sin ánimo de lucro del Reino Unido que ha puesto en tela de juicio las creencias globalmente aceptadas por la mayoría de dietistas y profesionales de la nutrición en relación con la grasa y el consumo de sal. El informe indica que "Las dietas bajas en grasa y colesterol promovidas en Reino Unido desde 1983 se han basado en una ciencia imperfecta y han provocado el aumento del consumo de comida basura y carbohidratos", añade la organización. 

El estudio, que ha tenido una respuesta muy negativa entre la comunidad científica, también sostiene que la grasa saturada no causa enfermedades cardíacas y que los lácteos ricos en grasa, como la leche, el yogur y el queso, en realidad pueden proteger el corazón. Así, los investigadores advierten que los alimentos procesados etiquetados como 'bajo en grasa', 'light' o 'bajo en colesterol' deben ser evitados a toda costa, y que las personas con diabetes tipo 2 deben comer una dieta rica en grasa en lugar de una basada en hidratos de carbono.

El citado informe afirmaba que las recomendaciones estándar de ingerir una dieta baja en grasa ha sido la causante del aumento de las tasas de obesidad y diabetes tipo 2 en Occidente, y que estas recomendaciones muchas veces eran basadas en estudios científicos realizados por entidades pagadas por la industria interesada. El documento argumenta dicha afirmación en que al tratar de evitar las grasas en la ingesta comemos más azúcar y carbohidratos refinados, lo cual elevan la glucosa en sangre demasiado rápido lo que, con el tiempo, amortigua la respuesta del cuerpo a la insulina. La evidencia de múltiples ensayos aleatorios controlados ( entre ellos un análisis exhaustivo de 53 ensayos aleatorizados controlados que incluyeron 68.128 participantes, realizados por la Escuela de Salud Pública de Harvard) concluyó que han revelado que una dieta más alta en grasa y baja en carbohidratos es más eficiente para perder peso a una dieta baja en grasas y reducir así el riesgo de enfermedad cardiovascular. Indica que a nivel fisiológico el consumo de grasa induce la plenitud o saciedad y que en comparación con otros macronutrientes como la proteína y los hidratos de carbono, la grasa tiene el menor impacto sobre la respuesta del incremento de glucosa en sangre y la insulina, ya que la resistencia a la insulina es un precursor de la diabetes tipo 2 y en los hombres es el principal factor de riesgo de ataque al corazón.

El documento discute también la evidencia de que la grasa saturada causa ataques cardíacos indicando que los autores replicaban datos de estudios antiguos que apoyaban los peligros de las grasas saturadas pero que hasta 2014 no fue realizada una revisión sistemática de 76 estudios con más de 600.000 participantes de 18 países llegando a la conclusión de que: "La evidencia actual no apoya claramente directrices que fomenten el alto consumo de ácidos grasos poliinsaturados y baja el consumo de grasas saturadas totales para evitar el riesgo cardiovascular". Las directrices nutricionales actuales erróneamente se centran en el contenido de grasa total y grasa saturada, en lugar de las fuentes de alimentos específicos y los subtipos de ácidos grasos. En particular, el consumo de ácido margárico, frecuente en los alimentos lácteos ricos en grasa, reduce significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Los autores Thorning et al encontraron que "Las dietas con queso y carnes como fuentes primarias de ácidos grasos saturados causan un mayor incremento del colesterol HDL apo A-1 y, por lo tanto, parece ser menos aterogénico que una dieta baja en grasas y alta en hidratos de carbono. Las apoproteínas permiten el transporte de lípidos en el compartimiento intravascular y extravascular y dentro de los diferentes tipos de apoproteínas, la capacidad de estimular el transporte de lípidos por parte de las HDL, parece ser exclusiva de la apoA1, lo que permite que las HDL realicen un lavado rápido y eficiente del exceso del colesterol y su almacenamiento como éster de colesterol. El transporte del colesterol por las HDL desde las células extrahepáticas hacía el hígado para ser eliminado por la bilis, el mayor responsable del efecto protector de esta lipoproteína contra la aterosclerosis

También ponen en duda el consejo de mantener una ingesta baja en sal por un análisis en el que agruparon los resultados de cuatro estudios de más de 130.000 personas. Se encontró que mientras que una ingesta muy elevada de sal de más de 17,5 gramos al día estaba relacionado con una mayor tasa de mortalidad, no lo era un consumo moderado de hasta 7,5 gramos al día. En Reino Unido las directrices recomiendan de forma conservadora como máximo 6 gramos de sal al día y la OMS 5 gr/día.

Puedes acceder desde este enlace al controvertido informe del NOF. Desde luego esta noticia abrirá de nuevo el debate sobre la fiabilidad de ciertos estudios y nos hace reflexionar seriamente sobre la necesidad de más estudios científicos independientes que avalen ciertas recomendaciones nutricionales globalmente aceptadas.


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