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viernes, 8 de julio de 2016

CONOCE LOS REGULADORES NEUROENDOCRINOS QUE TE AYUDAN EN EL CONTROL DE PESO

El tratamiento de la obesidad y el sobrepeso requiere un enfoque a largo plazo que combina dieta, mayor actividad y cambios en el estilo de vida. Básicamente la obesidad se produce cuando, con el tiempo, el cuerpo ingiere más calorías de las que quema. Pero hay personas que aumentan de peso con más facilidad que otras y es bien conocido por la comunidad científica la influencia que tiene el sistema neuroendocrino sobre el metabolismo de los nutrientes,  además de otros estímulos conocidos con capacidad para actuar a nivel del hipotálamo, disminuyendo el apetito y aumentando el gasto de energía, proceden del sistema gastrointestinal o del propio tejido adiposo (leptina, visfatina, omentina-1, etc.), por lo que os vamos a hablar sobre este importante sistema y las hormonas y reguladores que te ayudan a controlar el peso.

El Sistema Endocrino está formado por un conjunto de Glándulas Endocrinas distribuidas por todo el cuerpo. Se encarga de coordinar y regular diversas funciones del organismo. Esta regulación se realiza mediante unos compuestos, las hormonas, que son producidas por las glándulas endocrinas y transportadas por la sangre actúan sobre otros órganos distantes. Algunas glándulas endocrinas actúan exclusivamente estimulando a otras glándulas endocrinas. Así lo hacen el Hipotálamo y la Hipófisis. Estas hormonas están directamente relacionadas con la rapidez y efectividad en el aprovechamiento de lo que ingerimos y por tanto en el aumento y pérdida de peso. Sabemos que las células de grasa, el tracto gastrointestinal y el cerebro producen muchas hormonas que desempeñan un papel importante en determinar cuánto come la persona, cuánta energía utiliza y cuánto pesa. Insulina, leptina, grelina, cortisol, estrógenos, neuropéptidos… el peso corporal está regulado por un complejo sistema coordinado desde el cerebro hasta los órganos periféricos, y viceversa, y mediado por numerosas hormonas que, en conjunto, mantienen el balance energético.

Un desequilibrio hormonal, como en el caso del hipotiroidismo (glándula tiroides insuficientemente activa) o el síndrome de Cushing (este menos común) pueden ser causantes de obesidad. Con una analítica de sangre podremos conocer los datos hormonales y conocer si se tiene un metabolismo menos eficaz y esa es la causa de un incremento de peso más rápido o la inefectividad de ciertas dietas.  Además, el funcionamiento del circuito que regula el apetito y el peso corporal está influido por la genética, hasta el punto de que el 40% de la predisposición a la obesidad viene dada por la herencia, y el resto está determinado por factores ambientales (que a su vez influyen en la expresión de los genes). (Ver desde aquí más información sobre nutrigenética)

Son muchas las glándulas endocrinas repartidas por nuestro organismo que tienen importancia en el metabolismo de los nutrientes:



  1. Hipotálamo. Es el área del cerebro que produce las hormonas "controladoras". Estas hormonas regulan procesos corporales tales como el metabolismo y controlan la liberación de hormonas de glándulas como la tiroides, las suprarrenales y las gónadas (testículos u ovarios). Deesta manera el hipotálamos se encarga de coordinar la ingesta (a través de sensación de hambre o de saciedad) y el gasto energético (aumentando o disminuyendo el metabolismo basal y la eficacia termogénica del tejido adiposo pardo) en respuesta a condiciones que modifican el balance energético del organismo.
  2. Hipófisis. Es un pequeña glándula endocrina que cuelga del hipotálamo. Está divida en varios lóbulos. Los que tienen relación con el sistema endocrino son: 
    • La Adenohipófisis o hipófisis anterior 
    • La Neurohipófisis o hipófisis posterior
  3. Glándula pituitaria. Produce gran cantidad de hormonas y regula el funcionamiento de glándulas como el tiroides o los ovarios.
  4. Tiroides. Se encuentran en la parte anterior del cuello, rodeando a la traquea y la laringe. Es una glándula regulada por la hipófisis y mantiene una acción sobre el crecimiento de los huesos. 
  5. Paratiroides. Se encuentra adherido al Tiroides y actúa sobre el metabolismo del Calcio y del Fósforo. La secreción de la hormona del paratiroides se regula por los niveles de calcio en sangre. 
  6. Glándulas suprarenales: Además de adrenalina, producen el cortisol. Ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre, la correcta utilización de carbohidratos y grasas, promueve las correctas funciones gastrointestinales y al almacenamiento de la grasa.
  7. Páncreas: Produce insulina y glucagón, además del PP (polipéptidopancreático). Estas dos hormonas regulan la concentración de azúcar en la sangre y sus efectos son antagónicos, es decir, una hace lo contrario de la otra. La diabetes ocurre cuando el pancreas no produce suficiente insulina o cuando nuestro organismo no la utiliza correctamente (resistencia a la insulina).
  8. Gónadas. Son los ovarios en el sexo femenino o los testículos en el masculino. También se consideran glándulas mixtas, puesto que forman parte del Aparato Reproductor, vierten secreciones al exterior a través de conductos y, además, producen hormonas que vierten a la sangre. 
Existen además hormonas y otros reguladores no hormonales como neurotransmisores o péptidos que intervienen en el metabolismo de los nutrientes y que tienen influencia en el control de peso, algunos de ellas como decíamos producidos en la propia grasa o en partes del aparato digestivo fuera de estas glándulas:

Leptina: Es un polipéptido que funciona como señal de saciedad. El tejido adiposo (la grasa) libera leptina, que envía señales al cerebro (hipotálamo) para inhibir el apetito. Teóricamente, las personas obesas deberían tener niveles bajos de leptina, pero la realidad es la contraria y esto se puede explicar porque “el transporte de esta hormona [a través de la sangre hasta el cerebro] está limitado y la persona sigue comiendo a pesar de tener niveles altos de leptina en la sangre”. Estos últimos años, los científicos intentan descifrar las causas que inutilizan la leptina y, en febrero, la revista Nature Communications publicó el hallazgo de una nueva enzima como posible responsable del incorrecto funcionamiento de esta hormona. De momento, hay muchas (y prometedoras) investigaciones, aunque de escasa utilidad práctica. 

Grelina. Es la llamada hormona del apetito. Se produce en el estómago y aumenta cuando tenemos hambre, y disminuye después de comer. Su funcionamiento está dañado en los obesos, que tienen niveles bajos de grelina, de hecho, las personas obesos con mayor predisposición a recuperar el peso perdido después de hacer dieta presentan cifras más elevadas de leptina y menores de grelina que las personas que mantienen el peso perdido, por lo que la ciencia está investigando hormonas que se producen en la periferia, pero donde verdaderamente se regula el apetito es en el cerebro. Con todo, una dieta rica en proteínas aumenta la sensación de saciedad y ayuda a normalizar los niveles de grelina.

Insulina: Inmediatamente después de una comida, los niveles de insulina suben para retirar la
glucosa del torrente sanguíneo e introducirla en las células, con el fin de que estas obtengan energía o la acumulen en la grasa. En ayunas, la insulina está muy baja y el organismo utiliza la grasa para obtener energía. Las subidas bruscas de insulina (que favorecen que la glucosa se acumule en forma de grasa) se pueden prevenir evitando los alimentos que eleven rápidamente las cifras de azúcar en la sangre, como son los dulces, algunas frutas y los hidratos de carbono sencillos (pan blanco, arroz, pasta, etc.). Por este motivo se recomienda consumir hidratos de carbono complejos, como son el arroz integral y la pasta y panes integrales y hacer ejercicio diariamente.

Polipéptido Pancreático (PP) se sintetiza en el páncreas y es secretado en respuesta a la ingesta de alimentos (aunque también por la distensión gástrica, el aumento del tono vagal y la elevación en las concentraciones plasmáticas de glucosa), activando a los receptores Y4 de las neuronas del área postrema que disminuyen el apetito y a los receptores Y5 del páncreas y la vesícula biliar, disminuyendo la secreción exocrina del primero y la contracción de la segunda, en tanto que aumenta la movilidad intestinal. La elevación de las concentraciones plasmáticas de PP aumenta el metabolismo basal al incrementar el consumo de oxígeno y estimular al sistema nervioso simpático, por lo que sus efectos a largo plazo son protectores para el desarrollo de obesidad

Amilina: La amilina es una hormona del tamaño de un péptido, que es producida y liberada por las células beta del páncreas, las mismas que sintetizan la insulina. La amilina fue descubierta hace aproximadamente 25 años y aunque su mecanismo de acción no está completamente dilucidado, se reconoce su importante papel en la regulación de la glucosa en sangre, disminuye la velocidad del vaciado gástrico y envía señales de saciedad para evitar los picos post-prandiales de glucosa en sangre. Disminuye el apetito, actuando directamente en el cerebro durante la fase de digestión de los alimentos, disminuye el vaciado gástrico e inhibe la secreción de enzimas digestivas, con lo cual reduce la disponibilidad de glucosa para su transporte a la sangre y disminuye la producción de glucagón y, de esta manera, reduce el paso de glucosa a la sangre.

Estrógenos: Los estrógenos [hormonas femeninas] están asociados a la disminución de la grelina, por tanto, ayudan a reducir el apetito. Durante la menopausia hay un descenso de los mismos, es decir, aumenta el hambre. A esto se añade la pérdida de masa muscular, con lo que el metabolismo pierde eficacia para quemar grasa y la tendencia a acumularla en el abdomen. Para neutralizar el efecto de la pérdida de estrógenos, se recomienda limitar el consumo de hidratos de carbono al desayuno, comer verdura y proteínas de buena calidad al mediodía y en la cena; consumir alimentos antioxidantes (ej. cacao, berries, zumos naturales, etc) y evitar las bebidas estimulantes. La actividad física es casi más importante que la dieta (para aumentar la masa muscular), y tres horas a la semana mínimo de ejercicio.

Hormonas tiroideas: Aunque un descenso de la producción de estas hormonas se suele asociar a aumento de peso, un hipotiroidismo bien regulado con medicación no tiene ningún efecto. Los aliados de estas hormonas son las proteínas y el yodo (conviene consumir sal yodada). Las algas también son una excelente fuente de proteínas y de yodo.

Cortisol: Es la conocida como hormona del estrés y nos mantiene en estado de alerta. Está implicada en multitud de funciones, desde las metabólicas hasta el funcionamiento de casi todos los órganos. Su ritmo es circadiano, por eso a las 20 horas el cortisol desciende y a partir de las 7 de la mañana aumenta para darnos vitalidad. Tiene gran influencia en el peso. Si no descansamos bien por la noche, los niveles de cortisol no bajan lo suficiente y esto predispone a la obesidad. Seguir una dieta adecuada, dormir más de 7 horas y evitar el estrés son claves decisivas para que la hormona no se dispare.

Neuropeptido Y. En el hipotálamo y sistema nervioso autónomo también producen aminoácidos neuropéptidos que actúan como neurotransmisores con diversas funcionalidades como estimular el apetito y aumentar el almacenamiento de energía en el tejido adiposo. El neuropéptido Y es considerado en la actualidad como el más potente inductor del apetito y tiene un importante papel en la regulación de la conducta nutricional, modificando el consumo de alimentos, la secreción de insulina, la liberación hepática de glucosa, la actividad de la lipasa lipoproteica y la termogénesis. La inyección de este neuropéptido en los ventrículos cerebrales o en el hipotálamo de la rata estimula el ansia de comer, disminuye el gasto energético e incrementa la actividad de las enzimas lipogénicas del hígado y del tejido adiposo produciendo obesidad.

Péptido YY (PYY). Se produce en las células endocrinas de la mucosa del intestino (íleon) y su concentración máxima se alcanza a los 90 min de haber empezado a comer, cuando aumentan los
niveles sanguíneos de proteínas y grasas. Incrementa la absorción de líquidos y electrolitos en el íleon, inhibe la movilidad del intestino, disminuye la secreción gástrica y pancreática exocrina, así como la contracción de la vesícula biliar. Además producen disminución del apetito en 21-33% 
El PYY se encuentra alterado en muchas enfermedades realionadas con la nutrición, por ejemplo, está disminuido en pacientes con diabetes tipo 2 y en personas obesas, y es elevado en pacientes con enfermedad celiaca o enfermedades inflamatorias del intestino.

La proteína r-Agouti (AgrP) identificada en 1997 es un potente antagonista de los receptores de melanocortina MC3 y MC4 constituyendo un importante factor del proceso metabólico que regula el comportamiento alimentario y el peso corporal. Este neuropéptido se encuentra en el hipotálamo y sus niveles están elevados en los sujetos obesos, como han demostrado algunos estudios en roedores en los que la administración de esta sustancia aumenta notablemente la ingesta de pienso y el peso de los animales. Igualmente, los ratones transgénicos que expresan AgrP en cantidades excesivas desarrollan obesidad. En el ser humano, se ha descubierto que los sujetos los que existe un gen polimórfico de la AgrP son genéticamente delgados.

Proteina Mahogani. Es una proteína simple que se localiza dentro de la membrana celular
(transmembrana) y que se expresa en distintas regiones del cerebro pero no en el hipotálamo. Su
función específica aún se desconoce, e independientemente del control sobre la regulación del apetito,
actúa sobre la selección de alimentos que se prefiere ingerir de acuerdo a las características
hedónicas de éstos (color, olor, sabor, textura, temperatura, etc.).

Proteina CART. Es una proteína simple que se localiza dentro de la membrana celular (transmembrana) y que se expresa en distintas regiones del cerebro pero no en el hipotálamo. Su función específica se desconoce, e independientemente del control sobre la regulación del apetito, actúa sobre la selección de alimentos que se prefiere ingerir de acuerdo a las características hedónicas de éstos (color, olor, sabor, textura, temperatura, etc.)

Orexinas. las proteínas orexina A y orexina B y sus receptores, que están involucrados en la unión de neuropéptidos a las membranas celulares. Estas proteínas aumentan la expresión hipotalámica en animales sometidos a ayuno, y la administración de orexina exógena a animales sanos ha demostrado que aumenta la ingesta de alimento.

GLP-1 ( péptido similar al glucagón-1): Es una de las conocidas como Incretinas, sustancias que se producen en el intestino una vez hemos comido y digerido la comida, lo que hacen es impulsar la producción de insulina en el páncreas. Sus análogos son usados para el tratamiento de los pacientes con diabetes tipo II, tiene efecto sobre el metabolismo de la glucosa mediante la estimulación de la secreción de insulina, la inhibición de la secreción de glucagón de manera dependiente de la glucosa y el retraso del vaciado gástrico, además de inducir sensación de saciedad.

Colecistoquinina. Se produce en el intestino en mayor cantidad cuando hemos comido alimentos ricos en grasa y actúa suprimiendo el apetito. La colecistokinina es secretada por las células duodenales en respuesta a la presencia de alimentos, sobre todo de grasas y se cree que actúa por un lado aumentando la secreción pancreática y la contracción de la vesícula biliar, y por otro disminuyendo el apetito al actuar sobre receptores A contenidos en el sistema vagal. 

Adiponectina. Es liberada por el tejido adiposo, este polipéptido produce efectos en varios tejidos, procurando un aumento del uso de glucosa y ácidos grasos. También aumenta la sensibilidad de los tejidos a la insulina.

Resistina. Otra hormona que produce el tejido adiposo y que bloquea la actividad de la insulina. Sus niveles aumentan con la obesidad lo que podría explicar la pérdida de respuesta ante la insulina que se presenta cuando existe sobrepeso.

Visfatina. Es una adipocina, es decir, está producida en la grasa visceral, posee efectos similares a la insulina, ya que se une y activa al receptor de esta hormona, independientemente de las concentraciones tisulares de insulina, y cuya producción se encuentra disminuida en presencia de obesidad.

Omentina-1. También producida en la grasa visceral, que aumenta la captación de glucosa dependiente de insulina en los adipocitos abdominales y cuya disminución en presencia de obesidad se asocia al desarrollo de hiperandrogenismo, de ovarios poliquísticos, y a una menor cantidad de transportadores de glucosa tipo 4 (GLUT-4) expresados en la membrana celular.

En fin, y todo esto sin meternos a fondo con el metabolismo de los nutrientes. Eso lo dejaremos para otro post para después del verano. Feliz mes de julio!




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