A la hora de adquirir o ingerir un alimento, los consumidores tienen derecho a estar informados del tipo de alimento de que se trate, sus ingredientes, aditivos, conservación, etc. El medio por el cual el productor o fabricante del alimento se puede poner en contacto con el consumidor final, es el etiquetado, constituyendo constituyendo este una herramienta indispensable para que el consumidor pueda tomar la decisión de qué alimentos compra y consume.
Según la AESAN, se considera etiquetado cualquier mención, indicación marca de fábrica o comercial, dibujo o signo relacionado con el producto alimenticio que figure en cualquier envase.
Para llevar a cabo el etiquetado existen normativas tanto a nivel nacional como a nivel europeo que regulan las disposiciones de etiquetado que los alimentos deben incluir a nivel general y las de nivel específico como el etiquetado de propiedades nutritivas, de aquellos que están modificados genéticamente o el de sustancias que causan alergias o intolerancias.
Uno de los últimos reglamentos aprobados es el reglamento 1169/2011 cuyo objetivo es conseguir un alto nivel de protección de la salud de los consumidores y garantizar su derecho a la información para que los consumidores decidan el uso de un producto determinado en base al conocimiento que tenga de éste.Por este motivo, son muchas las organizaciones e instituciones que se dedican a velar por los intereses del consumidor, porque al fin y al cabo, sin consumidor no hay consumo. Algunos ejemplos de organizaciones son la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) o la FACUA- Consumidores en Acción, organizaciones sin ánimo de lucro cuya máxima es la defensa de los consumidores.
Una de estas entidades, la organización de consumidores FACUA ha realizado un estudio subvencionado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad por el cual se ha analizado de forma pormenorizada el grado de cumplimiento que tienen las compañías a la hora de realizar el etiquetado de 120 productos alimentarios frescos. Al observar de forma detenida el estudio, se puede comprobar que nueve de cada diez etiquetas analizadas incumplen la normativa en cuestiones como las condiciones especiales de conservación, la cantidad neta del producto y el país de origen.
Todos los productos analizados, que se encuentran a la venta en seis grandes superficies de ámbito nacional, son diferentes envases de alitas de pollo, jamoncitos de pollo, muslos, contramuslos y traseros de pollo, pechuga de pollo, lomo de cerdo, solomillo de cerdo, preparado de carne, carne picada, filetes de ternera, champiñones y setas, lechuga envasada para ensaladas y en su presentación por piezas, tomates y zanahorias.
El mayor nivel de incumplimiento detectado por FACUA se encuentra en la cantidad neta de producto, que dispone de cuarenta alimentos con irregularidades en su etiquetado que lo sitúa como el 33,3%, seguido del país de origen del producto con un 31%, es decir 37 de 120. También hay 32 productos (27%) que incumplen en este apartado con las condiciones especiales de conservación, mientras que 22 de 120 (18,3% lo hacen con la fecha de duración.
Por su parte, la asociación ha realizado el análisis de dieciséis parámetros en cada uno de los productos, critica la falta de inspecciones y de sanciones por parte de las autoridades de protección a los usuarios. Desde FACUA se reitera la petición de que las multas y los nombres de las empresas que incumplan la ley sean difundidos de forma pública para que los usuarios puedan conocerlas.
Si quieres saber si los productos que compras o vendes cumplen la normativa de etiquetado, accede desde aquí a más información o contacta con nosotros.
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